Los deportes extremos son disciplinas que están cada vez más en boga. Con el ímpetu y deseo de llevar el cuerpo a explorar nuevos límites, múltiples agrupaciones de hombres y mujeres se entrenan durante largos períodos para realizar distintas travesías, en muchos casos, disfrutando además de paisajes únicos que ofrece nuestro país.

Un claro ejemplo de ello es la agrupación local “Vida Activa”, que se caracteriza por formar atletas e inspirarlos a ir en busca de nuevos desafíos sin poner el foco en la edad.

Juanjo (51) es un vecino de Ezeiza con toda una vida dedicada a la peluquería y a los deportes amateurs: este año, tomó la decisión de participar de “El Cruce”, una competencia de 100 km dividida en 3 días en la que los atletas deben cruzar nada más y nada menos que la cordillera de Los Andes, desde Argentina a Chile.

En una charla con Ezeiza Hoy, Juanjo nos relató el detalle de esta aventura épica y cómo es la vida de un deportista a todo terreno.

- ¿Hace cuánto que entrenás? ¿Siempre practicaste deportes extremos?

Toda la vida practiqué deportes, siempre jugué al fútbol e hice un poco de running, pero me dediqué cien por cien a correr cuando me lastimé la mano cinco años atrás. Hace cuatro años entreno con Vida Activa para realizar carreras en climas y territorios extremos, como la de El Cruce.

- ¿Cómo fuiste a dar con Vida Activa y de qué se trata?

Vida Activa es un centro de entrenamiento físico que surgió en el 2009, la cabeza del grupo es mi entrenadora Verónica Pereira. En un principio contábamos con un espacio físico en donde realizábamos distintas actividades fitness para favorecer la salud y el rendimiento físico, y además hacíamos entrenamiento al aire libre como running y ciclismo. Pero a partir del 2019, ella decidió que sólo nos dedicáramos al entrenamiento al aire libre, más específicamente a la preparación física para personas que deseen iniciarse o desarrollarse tanto en carreras de calle como de aventura. De esta forma nació este hermoso team que transmite los valores del deporte y el trabajo en equipo.

- ¿Cómo fue tu experiencia en El Cruce y en qué consiste este desafío?

La carrera consiste en cruzar la cordillera de Argentina a Chile desde Bariloche. Este año se realizó solo del lado argentino por motivos económicos. Son 100 kilómetros divididos en tres días y en esta ocasión se trató de la edición número 21. Yo tardé 12 horas diarias, pues son treinta y pico de kilómetros por día. Es una carrera muy conocida mundialmente ya que la mayoría de los corredores son extranjeros.

- ¿Cómo te preparaste física y mentalmente para emprender semejante misión?

Nosotros en Ezeiza nos preparamos los últimos seis meses en la bajada de la autopista. Pasamos cuatro horas seguidas entrenando los domingos y dos horas los días de semana, de 20 a 22. A modo de entrenamiento hicimos la maratón de Balcarce, que son 42 kilómetros, y también fuimos a Tandil a entrenar por nuestra cuenta. Todo lugar en el que se pueda trepar nos sirve para ir practicando el camino cuesta arriba. La única diferencia e inconveniente es la nieve que, si bien ya sabíamos que teníamos que enfrentarla, no hay manera de prepararse para eso. De todos modos cumplí el objetivo, algo que me llena de orgullo.

- ¿Tenés en mente algún otro desafío para el futuro?

Primero que nada quiero seguir creciendo en este deporte que es una de mis pasiones. En cuanto a desafíos lo próximo es hacer la ultra de las termas de Río Hondo, en Santiago del Estero, que es una carrera en terreno liso de 3, 6, 12 y 24 horas. Todavía estamos definiendo con mi entrenadora si hago 6 o 12 horas, todo depende de cómo llegue a mayo que es el mes en el que se hace la competencia. Por ahora me veo muy bien y me siento motivado, que eso es lo fundamental para enfrentar cualquier desafío.