Primero fue subdelegado, después delegado y finalmente Director General de Servicio, cargo similar al que tiene en la actualidad un auditor. El “Gallego”, como lo conocen sus clientes y vecinos, asegura que “vio con sus propios ojos nacer a Ezeiza”. No es una simple metáfora, ya que de hecho fue uno de los choferes que en 1994 trasladó las primeras 6 ambulancias que tuvo el distrito, una para cada centro de salud.
“Nunca me voy a olvidar cuando Dulce y Alejandro, poco tiempo después de que mediante la Ley 11.550 se creara Ezeiza, me fueron a buscar al taller de equipamiento comercial-que su familia aún mantiene en pie y me dijeron y me dijeron ‘Galleguito, nos tenemos que poner a laburar’”.
Prada es un vecino histórico de Ezeiza. Nació en el viejo hospital ubicado en Barrio Uno en el invierno del año 1957, formó su familia y en estas tierras fundó su primer negocio: un almacén de barrio sobre la calle Pueyrredón, a media cuadra de French, que aún es atendido por su hija Pamela; en paralelo, dio vida a su empresa de equipamientos comerciales. Juan asegura que “se hizo muy conocido en la zona porque dio posibilidades de crédito a muchísimos comerciantes del distrito”.
Para Prada, el “es parte del crecimiento comercial de Ezeiza” ya que “es el único distrito donde un comerciante puede pedir un permiso provisorio por seis meses”. “Los créditos que dábamos desde el taller ayudaron a que muchos pudieran abrirse una ventanita en su casa y empezar a trabajar en su propio local”, agregó.
A principio de este mes, el Gallego cobró su primera jubilación y la sorpresa fue enorme: no sólo comenzó a percibir su tan ansiado fondo de retiro, sino que el cierre del trámite fue entregado personalmente por “Gastoncito”, como lo llama al actual precandidato a Intendente de Unión por la Patria, quien durante la visita no dudó en servirse una mandarina del frutero y compartir una charla con este vecino legendario.
“Gastón Granados tiene la fuerza de la juventud, y no solo eso, sabe gestionar, es empático y es una máquina de producir. Su padre generó mucho, pero lo de él va a ser superador, tiene un gran futuro por delante. Los Granados gestionan arriba muy bien y ejecutan mejor abajo, basta ver con la flota de vehículos propios que tenemos para demostrarlo”, aseveró Prada.
“Esto va a crecer mucho”, predijo el gallego, quien luego de más d seis décadas de vida en Ezeiza ha visto cómo se ha desarrollado su tierra, desde que le tocaba caminar pisando barro rodeado de campo hasta lo que se aprecia hoy.
“Somos el distrito más seguro, tener seguridad hoy por hoy es una de las cosas más importantes de una sociedad y es lo que más se reclama; si hablamos de crecimiento industrial, no dejan de abrir fábricas, que son el símbolo principal de una comunidad pujante para nosotros los peronistas”, afirmó. En ese sentido, dijo que cada empresa que se abre no solo genera puestos de trabajo dentro del distrito, sino que también favorece a los ingresos municipales.
Por otro lado, destacó que “en salud el municipio cuenta con profesionales de primera”, algo que supo confirmar tras una experiencia personal que tuvo un final feliz y que relató a este medio.
“Hace poco tuve un pico de presión, llegué a 21 y me desvanecí. Era de noche y la ambulancia no tardó más de 5 minutos en llegar, y cuando arribé al hospital de Ezeiza, sin saber que yo soy vecino y jubilado municipal de toda la vida, me atendieron de 10 y me salvaron la vida. Hasta el Director iba a ver cómo estaba, y quiero aclarar que con todos los pacientes son iguales, todos son tratados con mucho amor y empatía”.
Prada no oculta su profunda admiración por Gastón Granados: “Hay personas que nacen y son una llamita de fosforo y otras nacen antorchas: claramente Gastón pertenece a este último grupo”, aseguró, además de considerar que pese a que su padre le deja “la vara muy alta él tiene todo; la capacidad, el consejo, la sabiduría, estar en la calle todo el día y espiritualmente tener la compañía de Dios y todos los ángeles, no tengo dudas de eso”.
El Gallego es uno de esos vecinos que con su granito de arena aportó para la grandeza de Ezeiza. Hoy ya como jubilado le toca el momento de disfrutar y ser, por qué no, una guía para los que ahora tienen la misión de que el barco mantenga su rumbo.