Orlando Pérez es conscripto del Regimiento de Infantería Mecanizado 7 de La Plata y vecino de Ezeiza. El veterano de Malvinas contó su historia a Ezeiza hoy.
Era abril de 1982 y solo faltaba un mes para que Orlando Pérez, conscripto del Regimiento de Infantería Mecanizado 7 de La Plata, tuviera la baja del servicio militar obligatorio después de dos años de instrucción. Sin embargo, los planes iban a cambiar para el soldado de la categoría 1962 que, junto a otros compañeros, era citado para luchar en Malvinas.
El 2 de abril, las primeras tropas argentinas desembarcaron en las Islas por orden de la Junta Militar en la denominada "Operación Rosario", que tenía el objetivo de reconquistar el archipiélago que desde 1833 estaba usurpado por fuerzas británicas. Días después, en las calles y la televisión corrían las noticias de que Inglaterra había iniciado una guerra por la soberanía de Malvinas y el gobierno de facto ordenaba el refuerzo de su defensa en las Islas.
El 13 de abril, Orlando junto a un grupo de conscriptos partió del Aeropuerto de Palomar en el avión militar Hércules rumbo al Sur. Él, como tantos otros, tenía 20 años y sabía que tenía que defender a la patria.
En un mano a mano marcado por la nostalgia y la emoción, este vecino de Ezeiza recordó que una vez que llegaron a Puerto Argentino las tropas del Ejército nacional marcharon a pie hasta el Monte Longdon, una de las líneas de posiciones defensivas en Malvinas. "Sabíamos que estábamos para enfrentar a Inglaterra, otro objetivo no había, éramos muy conscientes de eso", enfatizó el veterano.
El excombatiente estuvo en el frente de batalla en uno de los sitios que fue escenario, el 11 de junio, del ataque británico que es recordado como uno de los episodios que marcó el final de la guerra y que también probó la resistencia de las tropas que defendían la soberanía argentina. "Nos habían enseñado que debíamos defender a la patria y dar la vida; yo milagrosamente volví, pero vi muchos hermanos morir en combate", admitió.
En un viaje al pasado en el que aquella gesta permanece fresca en la memoria, como si hubiese ocurrido ayer, Orlando no olvida el frío y el hambre que padecieron todos los soldados. Por las noches, veían cómo el cielo se iluminaba por el fuego. "Los ataques llegaban mayormente cuando bajaba el sol, nos tiraban la artillería desde todos los puntos cardinales, eran cruzados y también entraba la fuerza aérea británica", detalló.
En esa línea, recordó que uno de los momentos más difíciles del combate “era cuando herían a un compañero y no podías hacer nada hasta que no cesaba de fuego”. “Lamentablemente así perdimos un montón de hermanos. Yo sé que eso fue una lotería porque me podría haber tocado a mí", agregó.
En la guerra murieron 649 argentinos. Más de 23000 soldados, suboficiales y oficiales participaron en efectivas acciones de combate en el Teatro de Operaciones Malvinas (TOM), en las Islas Georgias y Sándwich del Sur, o en combate en el área del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS). También hubo mujeres y civiles que cumplieron funciones de servicio y/o apoyo.
Aunque reconoce que tuvieron muchas limitaciones de artillería, para Pérez los combatientes de Malvinas estuvieron a la altura de su adversario. "Con las pocas herramientas que teníamos los ingleses reconocieron nuestro frente. Nosotros no éramos como después nos llamaron 'los chicos de la guerra', nosotros hicimos toda la instrucción y como argentinos defendimos la patria", remarcó.
Luego del combate del 11 de junio, Orlando Pérez y otros soldados quedaron prisioneros de las fuerzas británicas. Tras varios días fueron liberados y comenzó el retorno hacia la Argentina. La guerra de Malvinas culminaría con el acuerdo firmado por las autoridades militares británicas y argentinas el 14 de junio de 1982.
Regresar de las Islas y reconstruir la vida: las secuelas de la guerra
Cuando Orlando volvió de Malvinas los años no fueron fáciles para él. Haber nacido en el campo, en Corrientes, "lo hizo fuerte", pero las marcas de la guerra lo debilitaron. "Hasta el día de hoy voy al psiquiatra por todo lo que nos dejó la guerra. Son secuelas que, aunque mires a otro lado están", confesó.
En los años de la posguerra, los combatientes que pelearon en Malvinas tuvieron que organizarse para ser reconocidos por la sociedad. En efecto, denunciaban un clima de “desmalvinización” y sus demandas no conseguían respuestas en el sistema de seguridad social. Fueron muchos años de batalla, ya no en Malvinas, sino para obtener el reconocimiento en su país. Finalmente, en 1990 llegó la Ley N° 23.848 que les otorgó una pensión vitalicia a los soldados combatientes conscriptos que participaron en el conflicto bélico.
"Nunca bajamos los brazos porque Malvinas fue un orgullo, algo que solo lo comprende aquel que vivió lo que vivimos nosotros en el campo de batalla", expresó.
Dos años después de la guerra, el veterano formó su familia en Ezeiza, pero las marcas de lo vivido en las Islas siempre lo atravesaron. "Ser veterano no es fácil, hay un montón de cosas que nos pasan, es difícil reconstruir nuestra vida, las secuelas son muy profundas. Todos llevamos marcada la guerra", insistió.
A 41 años de un conflicto bélico que sin dudas se podría haber evitado, Orlando Pérez hoy pide volver a valorar a nuestra patria y a todos los héroes que "derramaron su sangre por todos nosotros". "Debemos recuperar el sentido patriótico para tener una esperanza en el futuro", sintetizó.
En la actualidad, el reclamo por la soberanía nacional de Malvinas continúa por el camino de la paz y la diplomacia, como sostuvieron y desarrollaron los distintos gobiernos democráticos. Luego de la recuperación de la democracia, la Reforma Constitucional de 1994 incorporó la Disposición Transitoria Primera que declaró imprescriptible el reclamo argentino de soberanía en las islas Malvinas, las Islas del Atlántico Sur y espacios marítimos circundantes, además de ordenar que el pedido se realice por vías exclusivamente diplomáticas.
La otra cara de la guerra: quiénes son las veteranas de Malvinas
Como parte de la memoria y la reivindicación de las mujeres, la efeméride ya no solo alude a los “veteranos”, sino también a "veteranas" en referencia a aquellas que fueron protagonistas de la Guerra de Malvinas como instrumentistas quirúrgicas y enfermeras; personal a bordo de aviones que trasladaban heridos de las islas al continente; oficiales o personal de buques mercantes con tareas logísticas; y parte de operaciones de inteligencia.
Recién en 2012 comenzaron a visibilizarse estas historias a través de una Resolución del Ministerio de Defensa que reconoció las actuaciones de varias de estas mujeres y las filió históricamente con las patriotas Manuela Pedraza y Juana Azurduy.
Por eso, en esta fecha tan especial para el pueblo argentino, se las honra también a ellas por su coraje, valentía y vocación de servicio al prójimo. Las heroínas de Malvinas, cada una perteneciente a una fuerza específica y con un desempeño particular y destacable, son:
Fuerza Aérea: Alicia Reynoso, Stella Morales, Ana Macitto, Gladis Maluendes, Gisela Basler, Sonia Escudero, Stella Botta, Mirta Rodríguez, Elda Solohaga, Mónica Rosas, Mónica Rodríguez, Marta Arce y Liliana Colino
Marina: Claudia Patricia Lorenzini, Nancy Susana Stancatto, María Alejandra Piero, María Graciela Trinchin, María Alejandra Rossini, Nancy Castro, Liliana Castro y Cristina Battistela
Ejército: Silvia Barrera, Susana Mazza, María Marta Lemme, María Cecilia Ricchieri, María Angélica Sendes, Dori
s West y Norma Navarro