El joven de 21 años contó cómo es la vida dentro del Instituto de Formación de Ezeiza, las rutinas que llevan adelante y el tipo de instrucción recibida.
Nahuel Silva tiene 21 años y en febrero del año pasado tomó una decisión que cambió el rumbo de su vida: ingresar al Instituto de Formación de Ezeiza (IFE) para convertirse en aspirante a suboficial. Previo a ello, había estudiado ingeniería industrial dos años en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora hasta que llegó la pandemia; la dificultad por parte de la casa de altos estudios para acoplarse a la enseñanza virtual lo llevó a evaluar otra alternativa y cambiar de rumbo.
Este joven que vivió desde muy chiquito en el centro de Ezeiza soñó siempre con ser piloto, aunque una vez efectuado su ingreso al Instituto se enamoró de otra especialidad: descarga y despacho de aeronaves militares. Su objetivo ahora es ser suboficial y destina sus energías a ello con tanta dedicación que su esfuerzo le ha valido ser, momentáneamente, primer escolta de la bandera argentina.
“La vida acá adentro es difícil al principio, pero una vez que uno se acostumbra al ritmo se acopla a las actividades diarias. La instrucción militar es dura, aunque si lo sabés llevar te adaptás y entendés que estás para aportar en la defensa del país y la soberanía nacional”, sostuvo en diálogo con Ezeiza Hoy.
Sobre las características de esa instrucción de la que poco se conoce indicó: “La máxima principal es saber trabajar bajo presión para situaciones extremas como puede ser una guerra, y eso se logra con el ´trato duro que uno debe aprender a aceptar. Ahora bien, una vez que aceptás que ese trato tiene un fin puede aceptarlo, a pesar de que algunas personas optan por tomar otro camino”.
El manejo de armas- como 9 milímetros, fusil automático liviano (FAL), entre otras, y la utilización del lenguaje militar forman parte de la instrucción. Nahuel, junto a sus compañeros, se levanta todos los días de la semana alrededor de las 5:30 y asegura que jamás dudó de haber ingresado al IFE.
“Conozco compañeros que no han soportado estar lejos de sus familias, en especial aquellos que vienen del interior, pero mi mensaje es que no es imposible adaptarse. De hecho, estar alejados de los seres queridos es uno de los grandes desafíos que sirven para forjar ese espíritu de supervivencia. En mi caso al ser del distrito sé que puedo verlos los fines de semana y cuento con su apoyo en cada decisión que he tomado”, aseguró.
En caso de tener que ser trasladado a otra brigada u otra provincia, el joven próximo a cumplir 21 años remarcó que no tendría problema “porque se adapta a lo que sea con tal de lograr el objetivo de retirarse como suboficial mayor de la fuerza aérea”.
Pese a los múltiples canales utilizados desde el Ministerio de Defensa nacional para que las convocatorias destinadas a incorporar soldados voluntarios sean amplias, al día de la fecha los candidatos que se presentan no aparecen en grandes cantidades. La reticencia a realizar la carrera militar es visible. Ante ello, afirmó: “Creo que una parte de la sociedad, no quiero generalizar, tiene una vista errónea de lo que es ser militar”.
“Muchos tienen temor a ingresar porque sienten que al ser duro el trato es sinónimo de malo, y no saben que en realidad el objetivo es el bien común. Esto es una formación que sirve para formar un carácter y somos felices con lo que hacemos, lejos estamos de recibir maltratos”, agregó.
Cuando finalice su formación de dos años, Silva será cabo. Su objetivo es hacer carrera y quien dice, en algún momento, el bichito por ser piloto se vuelva a activar. Hoy, es uno de los grandes referentes dentro de las nuevas camadas por su desempeño ejemplar. Y es de Ezeiza.