
Finalizada la primera rueda del campeonato, Tristán Suárez afronta el desafío de incorporar jugadores que le den el impulso necesario para salir del fondo de la tabla y no sufrir hasta fin de año con el descenso. El balance tras una floja primera rueda.
El sueño de pelear el campeonato de la mano de Dátolo y Bergessio duró muy poco. La campaña del Lechero en esta Primera Nacional ha sido, de momento, decepcionante. Sin embargo, la angustiante ubicación en la tabla, a solo dos unidades del descenso directo, no dan lugar para lamentos: es momento de decidir bien.
La igualdad del fin de semana ante Estudiantes de Buenos Aires dejó gusto a poco. Concluida la primera rueda el balance es altamente negativo: apenas 15 unidades sobre 17 partidos y 33 goles en contra, cifra que lo coloca como el equipo más goleado de la categoría. También, es apenas el segundo equipo que menos convirtió en el torneo, solo un tanto por encima de Chaco For Ever. Una anemia ofensiva alarmante si se tiene en cuenta que se reforzó con jugadores para que eso no ocurra.
La segura partida de Coniglio, tal como ya confirmó Gastón Granados, hará que se produzca la llegada- de mínima- de un delantero, y en teoría otro atacante más se sumará al albiazul. También se habla de un refuerzo para la zona defensiva, aunque por ahora solo circulan rumores.
A todo esto cabe recordar que el proyecto tuvo su génesis con Fabián Nardozza en el banco, aunque su estadía allí duró cuatro fechas, y tras la goleada recibida a domicilio por Deportivo Maipú, abandonó su cargo para dar lugar a la llegada de Gabriel Di Noia, quien tras un furioso arranque de tres victorias consecutivas luego pudo sumar poco y nada.
Tras recibir el apoyo de la dirigencia, solo restar ver qué refuerzos logra cerrar el Lechero para buscar salir pronto del fondo. El sueño del reducido hoy parece muy lejano, aunque una buena racha todo lo puede cambiar. La conformación final del plantel que luchará por ello será fundamental.























