
Leonardo Giménez tiene 37 años, es vecino de Tristán Suárez y tiene una pequeña
empresa que en la actualidad cuenta con cinco empleados, todos ellos de Ezeiza, y
produce más de 4.000 lentes de sol y lectura que son distribuidos a lo largo y ancho del
país.
El taller entró en funcionamiento sobre finales del gobierno de Mauricio Macri, una época
difícil para las empresas nacionales que debían competir con las importaciones y que no
contaban con ningún tipo de protección. Eran tres amigos: una diseñadora y dos ex
trabajadores industriales. En una charla mano a mano con Ezeiza Hoy, Leonardo nos
relató cómo fue la vivencia llevar adelante su propia empresa en el municipio con la
industria más pujante de la provincia de Buenos Aires.
- ¿Cómo surgió la idea de producir lentes?
Yo trabajaba hacía varios años en una fábrica de anteojos y soñaba con tener una marca
propia. Ya tenía los conocimientos industriales y me asocié con dos amigos, una
diseñadora y otro con conocimientos en industria básicos. Era el fin del anterior gobierno,
tuvimos que endeudarnos y ponerle mucho de nosotros para poder forjar nuestro camino.
Empezamos en un tallercito modesto en La Unión a diseñar desde cero, a pintar y
ensamblar marcos con nuestra propia marca a la que bautizamos “Humans”
(@humanstoohumans), y a través de contactos surgió la posibilidad de producir para otras
marcas.
- ¿Cuántas unidades comenzaron produciendo mensualmente y cuántas hacen en la
actualidad?
Cuando arrancamos teníamos pensado hacer 100 artículos por mes que vendíamos a
través de redes sociales. Cumplimos el objetivo pero nos quedábamos cortos, tanto con el
espacio como con las unidades producidas. Entonces tuvimos que ampliar el taller y el
plantel: actualmente hacemos 4.000 unidades mensuales con la proyección de llegar
muy pronto a las 6.000, tenemos cinco empleados en planta y estamos en proceso de
ingresar a uno más. También el taller, que un principio nos prestaba la familia de El Toba,
un referente vecinal de La Unión y que luego le alquilábamos, nos empezó a quedar chico;
fue así como nos mudamos a este depósito de Spegazzini que nos queda mucho más
cómodo. Los 100 lentes de marca propia los seguimos manteniendo y el resto es para
otras marcas de producción nacional.
- ¿Cómo es el proceso productivo?
En un principio nosotros diseñamos la matriz, antes realizábamos el marco en su totalidad
con pintura y todo. Después por una cuestión de agilizar el proceso dejamos de pintar y
empezamos a ensamblar de manera directa. Tenemos un proveedor de acrílicos, que
también es de acá del distrito, al que le compramos las lentes. Con una de las máquinas
realizamos los cortes y después concluimos con el ensamble de las piezas que es
prácticamente manual.
-En el medio de este crecimiento tuvieron que enfrentarse con la pandemia que dejó a
muchas pymes muy mal paradas. ¿Cómo fue ese proceso?
No fue fácil, estábamos creciendo y tuvimos que poner un freno porque el mundo se
había parado. Por suerte contábamos con mercadería en stock y habíamos tenido muy
buenas producciones en diciembre de 2019, al igual que en enero y febrero de 2020, lo
que nos permitió tener un resguardo para pagar los sueldos durante los tres meses que
estuvimos completamente parados. Por mi parte me monté un mini taller en mi casa y
seguí trabajando, de manera limitada, pero continué. Pasado esos tres meses
conseguimos los permisos correspondientes y reabrimos la fábrica. Igualmente, el 2018 y
2019 fueron bastante duros, ya que no había restricciones a las importaciones y se nos
hacía muy difícil competir, pero siempre le pusimos mucha dedicación.
- ¿Crees que la pandemia, hablando de lo laboral, les abrió una nueva oportunidad?
Hay que destacar que la pandemia nos dio la posibilidad de poder abastecer al comercio
local, las importaciones cerraron y la industria nacional tuvo su empujón. En momentos
así nos tenemos que sostener entre nosotros, hay que ajustar los precios, pero no sobre
marcarlos. Es preferible ganar un poco menos que poner precios incomprables que frenen
todo el proceso de consumo. El objetivo es producir más, que el producto le guste a la
gente y sienta que no debe ir muy lejos del distrito para poder acceder a lentes de
calidad.























