El Museo de Historia Regional de Tristán Suárezllevó a cabo la puesta en valor de la antigua ferretería perteneciente a la familia Bortoli. Este sitio histórico, que cerró sus puertas en 1993, fue restaurado gracias a una labor conjunta entre la municipalidad y la comisión directiva del museo, de modo que ahora forma parte del casco histórico de Ezeiza.

Cruzar sus puertas y caminar por los pasillos, tanto del local como de la casa familiar, es lo más parecido a viajar en el tiempo. Las habitaciones, cocina y baño cuentan con mobiliario de principios del siglo pasado,mientras que en el local hay vidrieras, mostradores, herramientas y productos que pertenecieron a la ferretería y que fueron rescatados tras un enorme trabajo de restauración que se aprecia en cada detalle de este anexo.

La puesta en valor de la legendaria ferretería ubicada sobre la ruta 205 a la altura de Gaddini es parte de un plan de preservación de edificios y fachadas antiguas que convierten a Ezeiza en una de las pocas ciudades del país en donde se le da importancia institucional a la conservación de estos sitios, que no solo resultan atractivos para el turismo, sino que son parte de la memoria viva de nuestro pueblo.

La directora del museo, Claudia Muscio, detalló cómo se llevó a cabo la limpieza, restauración y selección del material que sería exhibido: “Cuando ingresamos con Gastón Granados notamos que había que hacer una selección de los objetos encontrados y por eso sacamos 4 volquetes de material de descarte”.En ese orden, agregó que “es una labor que lleva mucho tiempo, pero que si cae en las manos indicadas da grandes resultados y en nuestro caso existe una actitud de valoración por parte de las autoridades municipales digna de destacar”.

Asimismo, destacó la importancia de tener una ordenanza propia que permita cuidar estos patrimonios históricos: “El Concejo Deliberante en 2019 dictó una ordenanza que permite a instituciones como la nuestra custodiar todo lo que forma parte del patrimonio histórico.Así fue como surgió la idea de Ezeiza como uno de los polos museográficos a nivel nacional”.

La creación de un polo de estas características implica la curaduría y conservación de los sitios históricos de una comunidad, ya sea una vivienda, un local o una estación. Ezeiza es una de las localidades en donde esta idea cobra relevancia, ya que no solo la ferretería de Los Bortoli fue restaurada y anexada al Museo de Historia Regional, sino que también existen varios proyectos que están bajo custodia municipal. Uno de ellos es “La casa chorizo”, ubicada a pocos metros de la estación.

“La Casa Chorizo no necesita incorporar ningún otro objeto histórico ya que conserva pisos calcáreos, un zaguán al estilo hornero, techo bovedilla y la cocina en el fondo que coincide con la ubicación del patio/huerta. Todo bien estilo colonial. Además, cuenta con varias habitaciones que en su momento fueron consultorios médicos”, aseguró la directora del museo.

En cuanto al proceso de rastreo de la familia Bortoli, Muscio describió cómo fue este arduo proceso: “El último poseedor de la vivienda fue José Antonio Bortoli que se desempeñó como contador y del que se tienen datos precisos de su persona.Sin embargo, la idea es conseguir las actas de nacimiento de los 10 Bortoli que vivieron en ese hogar y que fundaron la ferretería para así reconstruir el árbol genealógico”.

“Para esto fue necesario acudir al Registro Nacional de las Personas que, si bien tiene digitalizado gran parte de sus archivos, las actas de mayor antigüedad deben ser buscadas en los libros matrices, lo que genera un mayor esfuerzo y por ende más cantidad de tiempo invertido”.

La ferretería y vivienda de los Bortoli, es solo el puntapié inicial de un proceso de custodia de nuestros espacios históricos, ya que con solo observar con detenimiento las primeras cuadras que rodean las estaciones de trenes de las localidades de nuestro distrito, podemos ver cómo el progreso se fusiona con las fachadas tan características del siglo XIX, las que sin lugar a dudas deben ser preservadasno solo por su belleza arquitectónica y decorativa, sino para también resguardar nuestros orígenes e historia como comunidad.