La institución ubicada en el corazón del Barrio Tres Américas ha renacido el último lustro a partir del accionar de su nueva dirigencia y sueña con desarrollar un centro cultural para que chicos y jóvenes practiquen guitarra, folklore y múltiples actividades.
En menos de dos meses el club Juventud del Sur, ubicado en el barrio Tres Américas de Carlos Spegazzini, cumplirá 29 años de vida. Se trata de una de las instituciones barriales más antiguas del distrito que en el último lustro ha evidenciado un claro desarrollo gracias al accionar de su nueva dirigencia.
Luis Pogonza y José Nieto son dos figuras que estuvieron presentes desde el momento de la fundación, que tuvo espacio el 12 de marzo de 1994. Ubicado siempre en el mismo lugar, el club se convirtió en un espacio de referencia en un barrio marcado por la presencia de gente humilde y con el fútbol como gran bandera.
Con el paso del tiempo, y en especial desde que se dio inicio al proceso de normalización en la entidad a partir del 2017 en adelante, el objetivo trazado es que Juventud del Sur sea un club “con una fuerte impronta social”, según aseguró su actual presidente Luis López. Eso significa escapar de la unidireccionalidad del fútbol para incluir no solo más deportes, sino también, actividades culturales.
“Acá no nos enfocamos en si los chicos juegan bien o no a la pelota. En lo personal, si bien me gusta y sin dudas es lo que más mueve, creo que el fútbol es muy chato y si tenemos un club tiene que ser social y crecer como institución. Cuando eso ocurre el resto viene solo, el generar un gran movimiento y contar con más recursos hace que eso se traslade después a un mejor rendimiento futbolístico”, afirmó Lucho, tal como se lo conoce por los pasillos de Tres Américas.
El “Juve” es un espacio en el que también se ofrece apoyo escolar, desayuno y merienda. En julio del año pasado, aunque sin participar de ninguna competición, el club incorporó futbol femenino y hoy tiene más de 20 chicas que practican semanalmente. “Fue una idea pensada para incluir a las mujeres”, indicó el Presidente.
Según detalló López la institución atraviesa una realidad muy distinta desde el 2017 en adelante, momento en el que la nueva dirigencia decidió avanzar con una fuerte reestructuración que ha incluido el techado de las tribunas, la nueva iluminación, la colocación de alambrados y renovación tanto de vestuarios como de la cocina.
Incluso, la reconocida empresa aeroportuaria Intercargo decidió donar a principios de este año una estructura de 45 metros por 24 que se utilizará para techar la cancha principal. “Estamos viendo cómo arrancar la obra, el proyecto es avanzar con lo que más esté a nuestro alcance y luego ver si conseguimos algún sponsor o apoyo que nos permita finalizar algo que sin dudas nos brindará otro salto de calidad”.
De momento, la cuota social en Juventud del Sur se ubica en los 300 pesos y los socios activos son 87. Gracias al proceso de normalización que se logró se aspira a establecer un mejor sistema que permita a la entidad garantizar la autosustentabilidad.
El sueño del Centro Cultural
En línea con el deseo de poner énfasis en el aspecto social, los dirigentes sueñan con tener una institución “multideportiva” con disciplinas como hockey, taekwondo y boxeo.
A su vez, Juventud posee un terreno que da a la calle Córdoba sobre el que se planea edificar algo de gran valor para la comunidad. “Presentamos un proyecto a las autoridades municipales para hacer ahí un centro cultural en que las y los chicos puedan estudiar inglés, guitarra, folklore y mucho más. Nos encantaría tener un espacio en el que los pibes se puedan desarrollar más allá del fútbol”.
En esa línea, Lucho mencionó que en Spegazzini hay una gran cantidad de chicos con capacidades diferentes, por lo que la iniciativa está atravesada por una mirada inclusiva. “En esta localidad no hay un centro cultural en el que los pibes puedan encontrarse con la cultura que buscan”, amplió.
José, Gustavo Santa Cruz, Luis Rivero, Alicia Zanabria y el propio Luis han sido los artífices del resurgimiento de esta entidad que se acerca a las tres décadas de vida. A futuro, el otro gran objetivo es sumar la mayor cantidad de socios para que el club sea el lugar en el que se festejen gratis los cumpleaños o se realicen fiestas.
“Un club de barrio nunca puede desaparecer. Debe ser ese lugar que siempre debe estar para ir a charlar un ratito y que nuestros hijos crezcan con la mayor alegría del mundo”, concluyó López.
